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TESTIMONIOS: “HA MEJORADO LA RELACIÓN CON MIS HIJOS, LA DIFERENCIA ES NOTORIA”

Lorena, mamá de 4 : “Estoy muy agradecida”

“Me parece muy buena esta iniciativa por parte del colegio y del Estado. Estoy muy agradecida, porque le dan a uno herramientas y consejos para que todo funcione bien con los adolescentes y los niños.

Yo soy mamá de cuatro hijos: el mayor tiene 17 y el menor 4. También tengo un niño de 5 y una hija de 11. He asistido a dos talleres, uno para padres de preescolares y otro para papás de adolescentes. Lo hice por iniciativa propia, porque siempre es bueno saber cómo actuar con ellos. No nacemos con las cosas aprendidas, nadie nos enseña a ser padres y quería tener más herramientas.

Aprendí que hay formas de decir las cosas. La manera como nos comunicamos con los hijos es importante para que la relación sea buena. Cambiar las palabras, el tono... ¡son tantas cosas! Nosotros trabajamos y ellos estudian, pasan tantas horas en el colegio, que es poco el tiempo que tenemos. Por eso, debemos aprovecharlo y dejar que los hijos se acerquen, que te cuenten sus cosas.

Me gustó bastante participar en los talleres. Indiscutiblemente, ha mejorado la relación con mis hijos, la diferencia es notoria. Muchas veces cometemos errores, porque repetimos lo que hicieron nuestros padres. Pero hay cosas que se pueden cambiar y la idea es esa. Todos los niños tienen su grado de dificultad, dependiendo de la edad. Y como los papás y mamás tenemos que trabajar, a veces se hace difícil poder llevar todo en orden, en armonía.

Nosotros somos de Venezuela y el cambio de país ha sido difícil, sobretodo para los más grandes, porque hemos emigrado dos veces. Estuvimos un año en Colombia y ahora tenemos unos meses en Chile... Pero a pesar de lo difícil, siento que estamos bien, que vamos poco a poco. Siento que por ahora no me he vuelto loca. Los talleres me ayudaron mucho a sentir que mi marido y yo no estamos solos, que todo el mundo atraviesa por diferentes problemas y que a lo mejor uno se ahoga en un vaso de agua. Estoy totalmente agradecida”.


Rosa, mamá de 3: “El primer consejo que puse en práctica fue la calma”

“Me entregaron un folleto en una reunión de apoderados, para invitarme a una charla para papás y mamás de adolescentes. Me llamó mucho la atención y quise participar, porque tengo algunos problemas de comunicación con mi hija mayor.

El primer consejo que puse en práctica fue la calma. Porque uno, al enfrentarse a una situación complicada, tiende a no escuchar al adolescente. Cuando el hijo o hija tiene algún inconveniente o hay algo en lo que se equivocó, uno se fija de inmediato en lo negativo y aprendí que es posible rescatar cosas positivas… Lo he estado haciendo sobre todo con mi hijo de 12 años, porque no quiero que con él me pase lo que me sucedió con la mayor, que ya tiene 18. He estado fijándome más en lo bueno que él puede lograr, agradeciéndole, felicitándolo y también preguntándole más.

Las mamás siempre estamos muy ocupadas, con miles de cosas que hacer y a veces podemos tener una actitud negativa frente a determinados asuntos. Pero (en la charla) nos entregaron muchas sugerencias, que me han ayudado y también a mis hijos.

La psicóloga del colegio, que nos hizo la charla, tuvo una acogida muy grata y una buena disposición para escuchar y explicar los temas. Eso ayudó mucho a poder integrarse y participar. Cuando asistí, yo estaba pasando por una situación compleja y no tenía a alguien que me dijera: mira, estoy pasando por lo mismo... Escuchar otras opiniones ayuda bastante a entenderse más a uno mismo y a los hijos, ver el mundo en el que estamos.

En el grupo de papás había algunos que tenían problemas bastante más graves que los míos y ayuda mucho también conocer otras experiencias. Por eso ahora quiero participar del taller que viene. La psicóloga nos explicó que es más extenso, con trabajos y tareas para la casa”.


Eloida Quintriqueo, psicóloga Escuela Los Andes, certificada en Triple P

“El poder acreditarme como facilitadora de Triple P me ha permitido desenvolverme con más confianza, porque está todo el trabajo enmarcado y estructurado.

He implementado los tres seminarios o charlas de Triple P para padres y madres de adolescentes. Pude observar que tanto los papás como las mamás necesitaban mucho retroalimentarse con el resto de las familias; necesitaban hablar, comentar las situaciones que estaban viviendo en sus casas. La mayoría compartía un mismo escenario.

La principal dificultad que han manifestado tiene que ver con la indiferencia que muestran los adolescentes de manera afectiva. Eso les genera mucha frustración a los padres. Dicen que como respuestas suelen recibir comentarios hirientes. Quieren conocer más a sus hijos adolescentes, saber cómo estar más presentes y mejorar la comunicación, principalmente. Un papá mencionaba que se ponía muy eufórico y que esa manera de demostrar su preocupación más alejaba a sus hijas.

Lo otro es poder establecer rutinas. La dificultad más alta es cómo ejercer el control, porque los adolescentes tienen un rechazo total a eso. Por ejemplo, en relación al uso del celular: a veces los papás toman medidas bien exageradas, como quitarle al hijo el teléfono diciendo que nunca más se lo entregarán y después igual se lo pasan. Entonces, una de las cosas que más les hizo sentido fue que ellos también tienen que generar cambios. No se trata solamente de pedirle cambios al adolescente.

Como facilitadora, siento que la experiencia resultó muy interesante para los papás y mamás que participaron, porque la mayoría asistió a los tres seminarios –la serie completa–, se organizaron en grupos de WhatsApp y sé que están aplicando lo que aprendieron en sus casas con sus hijos o hijas.

Triple P me ha impresionado para bien, porque se adapta al concepto de escuela y se puede ajustar a nuestra realidad y a nuestras necesidades. Además, está todo planteado dentro del marco de la conversación y no como algo punitivo”.